Orígenes e Historia
El puente es de origen romano, construido en el siglo I d. C. como parte de un ramal de la Vía Nova (vía XVIII), que comunicaba Bracara Augusta (Braga) con Asturica Augusta (Astorga).
De la construcción romana original se conservan sobre todo los sillares almohadillados de las bases y parte de los extremos más cercanos a la orilla.
En el siglo XII, concretamente en 1228, el obispo Don Lorenzo y el rey Fernando III promovieron una reconstrucción importante. En esa reforma se le dio el perfil apuntado actual en los arcos y se establecieron las rampas de acceso.
A lo largo de la Edad Media y hasta el siglo XVII ha tenido múltiples intervenciones, reparaciones, derrumbes parcial debido al caudal del río Miño y al desgaste estructural. En tiempos medievales y modernos se hicieron obras para estabilizarlo, reforzar sus arcos, y reconstruir partes colapsadas.
Fue declarado monumento histórico (Bien de Interés Cultural) el 6 de abril de 1961 por la Jefatura del Estado.
Descripción Arquitectónica
La longitud total del puente es de unos 370 metros.  El puente original tenía 11 arcos, de los cuales actualmente se conservan siete. 
El arco central tiene una luz (ancho) considerable: se citan cifras de 38 a 43 metros aproximadamente, dependiendo de la fuente. 
La altura sobre el nivel medio del agua del río Miño es de alrededor de 38 metros.  Los materiales principales son piedra granítica de la zona. 
Los arcos más cercanos a la orilla izquierda presentan restos de la estructura romana original, lo que permite apreciar cómo era el puente primigenio. 
La tipología de los arcos ha variado: originalmente arcos de medio punto romanos; luego reconstrucciones con arcos apuntados en parte medieval; mezclas de estilos debido a las sucesivas obras. 
Estado actual y uso
En la actualidad el puente es peatonal, lo que facilita recorrerlo con calma y disfrutar de vistas del río, de la ciudad vieja y del contorno. 
Ha sido objeto de obras de conservación y rehabilitación, incluyendo una primera fase en 2015 con presupuesto de unos 400.000 euros, dentro de un total estimado de cerca de un millón de euros para varias etapas. 
Durante las obras se han reparado zonas con patologías, huecos en la fábrica, retacado de canterías, mejoras en el pavimento y renovación de la iluminación. 
Como patrimonio cultural el puente tiene ventajas: elevado valor histórico, buen estado de conservación relativo, interés estético y simbólico fuerte para Ourense, accesibilidad peatonal, presencia en rutas turísticas. Entre sus limitaciones están que algunas partes originales romanas apenas quedan visibles; posibles deterioros por la humedad y las crecidas del río; limitaciones de infraestructura para Vehículos (no se puede cruzar en coche) lo que puede reducir uso funcional, aunque esto favorece la experiencia turística.
Visita práctica
El puente se localiza sobre el río Miño, cercano al centro histórico de Ourense, accesible caminando desde puntos como la Catedral, Las Burgas o el casco antiguo. 
Se calcula que una visita al puente, pasear por él y contemplar los alrededores puede ocupar unos 15–30 minutos, dependiendo del interés del visitante. Tiempo estimado de visita: unos 20 minutos. 
Cercanos están la Capilla de Nuestra Señora de los Remedios, otros monumentos del casco viejo como la Catedral de San Martín, Las Burgas, y paseos por la ribera del río. 
Para quien le guste la fotografía, atardeceres, reflejos en el río, panorámicas desde los extremos del puente son muy recomendables.
Conocimiento general para el visitante
Monumento con historia antigua que mezcla elementos romanos, medievales y más recientes; muy representativo de Ourense.
Construcción peatonal, lo que permite disfrutar sin tráfico de vehículos.
Gran arco central de luz destacada, estructura que impresiona visualmente.
Buen estado de conservación gracias a restauraciones periódicas, lo que permite que sea seguro y disfrutable.
Ubicación céntrica, fácil de combinar con otros puntos de interés de la ciudad.